La palabra es un regalo. Un precioso don derramado en las entrañas de aquellos que aún tratan de apresar la verdad. Es un presente inesperado, inmerecido, a veces desconocido, oculto.

Una de las mayores satisfacciones del maestro es descubrir el poder, los dones, las capacidades que se encuentran dormidas en sus alumnos. Descubrirlas y re-conocer su valor, su potencial, el inmenso poder de lo inmerecido, de lo otorgado, del don.García Márquez pidió en el último congreso del ya anciano idioma español que escribamos, y que escribamos bien... para esos millones y millones de lectores ávidos por encontrar en las palabras algo más que promesas o esperanzas de consumo. Que escribamos bien, que mimemos las palabras, que pongamos en el cajón de los regalos el más preciado, el más frágil, el más etéreo, el don de (enseñar) la palabra.







lunes, 5 de enero de 2015

El adjetivo







Para trabajar  la unidad 6  que trata sobre el Adjetivo calificativo primero lee y estudia  la teoría


Posición
La opción natural es después del sustantivo.
Cuando lo tenemos delante tiene una función más explicativa; detrás, especificativa.
  • Según la posición, también cambian de significado (el pobre hombre/el hombre pobre, el nuevo coche/ el coche nuevo)
  • Hay unos adjetivos que siempre van con el verbo ser (los de procedencia y relación) y otros solo con el verbo estar (como final de algo -> está vacío, roto, muerto).
  • Algunos cambian el significado según aparecen con "ser" o "estar" (ser/estar despierto, ser/estar delicado, ser/estar listo, ser/estar interesado...)
Apócope



Los adjetivos grande, bueno y santo pierden la última sílaba o vocal cuando van inmediatamente delante de un nombre masculino. Esta pérdida de una vocal o letra se llama apócope. Ejemplos: una alegría grande, una gran alegría; un coche bueno, un buen coche; José es un santo, san José.

Aquí tienes un mapa conceptual

También te puede servir este mapa conceptual
Estudia los adjetivos irregulares:


Positivo          Comparativo            Superlativo
Bueno               mejor                       óptimo
Malo                 peor                         pésimo
Pequeño           menor                       mínimo
Grande             mayor                       máximo
Bajo                 inferior                      ínfimo
Alto                 superior                     supremo

Trabaja la localización de adjetivos en un texto.
Los adjetivos pueden cambiar de significado según su posición: descúbrelo.
Os dejo material para usar adjetivos en la descripción: (material para trabajar la expresión escrita)
adjetivos para describir el físico y el carácter  

adjetivos aplicados a los sentidos
Hay que repasar  los gentilicios

Una de superlativos


Adjetivo en grado positivo
Superlativo culto
Superlativo de uso más frecuente
áspero
aspérrimo
asperísimo
bueno
bonísimo
buenísimo
cruel
crudelísimo
cruelísimo
frío
frigidísimo
friísimo
fuerte
fortísimo
fuertísimo
íntegro
integérrimo
integrísimo
libre
libérrimo             
muy    libre
negro
nigérrimo
negrísimo
pobre
paupérrimo
pobrísimo
pulcro
pulquérrimo
pulcrísimo
sabio
sapientísimo
muy sabio
tierno
ternísimo
tiernísimo
saludable                              salubérrimo

Y por último ¿qué te parece esta selva de adjetivos?

 Para hacer una descripción


EJEMPLOS DE DESCRIPCIONES






Descripción de John Silver, famoso pirata de La Isla del tesoro
Un hombre salió de un cuarto próximo y solo con una mirada me convencí de que era Long John. Tenía la pierna izquierda cortada casi hasta la misma cadera y bajo el hombro izquierdo llevaba una muleta que manejaba con maravillosa destreza y en la que se apoyaba para dar breves saltos igual que un pájaro. Era muy alto y robusto, con un rostro tan ancho como un jamón, pálido y ordinario, pero inteligente y risueño.
ROBERT LOUIS STEVENSON: La Isla del tesoro.

En la placa del despacho ponía Profesor Butterfly Entomólogo. ¡Justo lo que necesitaba! Llamé suavemente y entré.
Me encontré con un hombre alto, delgado y bastante mayor. Tenía el pelo corto, blanco y peinado hacia atrás. Los ojos casi no se le veían detrás de los gruesos cristales de sus gafas, pero parecían grises, pequeñitos y arrugados. Su boca era perfecta, como la de un actor de cine, con los dientes blancos e iguales. Llevaba una bata blanca limpísima. Por debajo asomaban unos pantalones planchados y unos calcetines negros con zapatos a juego.
¡No tuve suerte! ¿Era un científico normal, y yo quería ver un científico loco! Otra vez será.

Mi amigo Pablo es una persona muy especial. Es alegre y divertido: parece que no sabe estar triste. Él dice que, con la de cosas buenas que hay en el mundo. ¿por qué hay que fijarse solo en las malas? A mi amigo le encanta pasárselo bien, y la verdad es que es especialista en gastar bromas a los demás y en hacer toda clase de travesuras. Pablo, además, es un ecologista convencido. Siempre está hablando de lo importante que es cuidar la naturaleza. En su terraza tiene un montón de plantas. Él la llama su selva y puede pasarse horas enteras hablando cariñosamente a cada maceta.
¡Este Pablo es sorprendente!

 Retrato físico de Momo
(Michael Ende)
En verdad, el aspecto externo de Momo era un poco extraño y tal vez podía asustar algo a la gente que da mucha importancia al aseo y al orden. Era pequeña y bastante flaca, de modo que ni con la mejor voluntad se podía decir si tenía ocho años o ya doce. Tenía el pelo muy ensortijado, negro como la pez, y parecía no haberse enfrentado nunca a un peine o unas tijeras. Tenía unos ojos muy grandes, muy hermosos y también negros como la pez y unos pies del mismo color, pues casi siempre iba descalza.



Gafas Verdes era un hombre de unos sesenta años, muy pálido. Tenía la piel blanquísima, o por decirlo con más detalle, una piel transparente como papel de fumar, que le dejaba a la vista las venillas de la cara y del cuello; sus gafas, como pegadas sobre aquella palidez de su cara parecían hechas de cristal de botella. Tanto aquel día como después, siempre lo vería así, con los ojos ocultos.
B. Atxaga (1992). Memorias de una vaca. Madrid. S.M

 

Esta es la evocación que efectúa Miró de la figura de Lucio Poncio Pilato, procurador  romano de Judea en tiempos de Cristo en su obra  Figuras de la Pasión del Señor. “Poncio era amplio, vigoroso y súbito; su cabeza, redonda, de cabellos grises, apretados y cortos; la frente, baja, de recia sien; los ojos, metálicos, inquietos y menudos, que aún se reducían más cuando miraban con ahínco; los labios, rasurados y carnales; la nariz, gruesa; salediza la barba; la mejilla, depilada y robusta, y las manos, muelles, enjoyadas con pulseras de oro pálido, y el ancho anillo de caballero, como una gota de luna. La violencia de su porte y de su voz caían en cansancios y hastíos; y dentro de esa quietud quedaba su ímpetu hecho plástica, vibrando en el pliegue de sus cejas, en el enojo de su boca, en la línea rotunda, estallante, de su mandíbula, como los bronces de Myron contienen el esfuerzo y el brío de la palestra.”


Harry había sido siempre flaco y muy bajo para su edad. Además, parecía más pequeño y enjuto de lo que realmente era, porque toda la ropa que llevaba eran prendas viejas de Dudley, y su primo era cuatro veces más grande que él. Harry tenía un rostro delgado, rodillas huesudas, pelo negro y ojos de color verde brillante. Llevaba gafas redondas siempre pegadas con cinta adhesiva, consecuencia de todas las veces que Dudley le había pegado en la nariz. La única cosa que a Harry le gustaba de su apariencia era aquella pequeña cicatriz en la frente, con la forma de un relámpago.

"En Privet Drive nunca se había visto un hombre así. Era alto, delgado y muy anciano, a juzgar por su pelo y barba plateados, tan largos que podría sujetarlos con el cinturón. Llevaba una túnica larga, una capa color púrpura que barría el suelo y botas con tacón alto y hebillas. Sus ojos azules eran claros, brillantes y centelleaban detrás de una gafas de cristales de media luna. Tenía una nariz muy larga y torcida, como si se la hubiera fracturado alguna vez. El nombre de aquel hombre era Albus Dumbledore."

"-Me alegro de verla aquí, profesora Mcgonagall.
Se volvió para sonreír al gato, pero éste ya no estaba. En su lugar, le dirigía la sonrisa a una mujer de aspecto severo que llevaba gafas de montura cuadrada, que recordaban las líneas que había alrededor de los ojos del gato. La mujer también llevaba una capa, de color esmeralda. Su cabello negro estaba recogido en un moño. Parecía claramente disgustada.





























 















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