La palabra es un regalo. Un precioso don derramado en las entrañas de aquellos que aún tratan de apresar la verdad. Es un presente inesperado, inmerecido, a veces desconocido, oculto.

Una de las mayores satisfacciones del maestro es descubrir el poder, los dones, las capacidades que se encuentran dormidas en sus alumnos. Descubrirlas y re-conocer su valor, su potencial, el inmenso poder de lo inmerecido, de lo otorgado, del don.García Márquez pidió en el último congreso del ya anciano idioma español que escribamos, y que escribamos bien... para esos millones y millones de lectores ávidos por encontrar en las palabras algo más que promesas o esperanzas de consumo. Que escribamos bien, que mimemos las palabras, que pongamos en el cajón de los regalos el más preciado, el más frágil, el más etéreo, el don de (enseñar) la palabra.







sábado, 15 de septiembre de 2012

Una anécdota

El primer día de clase me preguntaron si este año había "peces" en clase. Yo le respondí que no teníamos pecera, pero que me gustaba la idea. Mi alumna se sonrió y me dijo que se refería a los ordenadores (PC´S)
Al ver esta viñeta me he acordado de los "peces informáticos"  Sigo pensando que tal vez ponga una pecera en clase.





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