La palabra es un regalo. Un precioso don derramado en las entrañas de aquellos que aún tratan de apresar la verdad. Es un presente inesperado, inmerecido, a veces desconocido, oculto.

Una de las mayores satisfacciones del maestro es descubrir el poder, los dones, las capacidades que se encuentran dormidas en sus alumnos. Descubrirlas y re-conocer su valor, su potencial, el inmenso poder de lo inmerecido, de lo otorgado, del don.García Márquez pidió en el último congreso del ya anciano idioma español que escribamos, y que escribamos bien... para esos millones y millones de lectores ávidos por encontrar en las palabras algo más que promesas o esperanzas de consumo. Que escribamos bien, que mimemos las palabras, que pongamos en el cajón de los regalos el más preciado, el más frágil, el más etéreo, el don de (enseñar) la palabra.







sábado, 20 de agosto de 2011

Anécdotas veraniegas

Tomé esta foto en una calle de un pueblo costero malagueño. Realmente cumplía su función. La "h" de ojo te hacía mirar al suelo y ver que si no tenías cuidado podías pegarte un buen tortazo. No fui yo la única que lo estaba fotografiando. No os animo a que cometáis faltas de ortografía, pero hay gente y mentes pensantes muy originales, prefiero pensar eso a creer que la persona que lo escribió creía que realmente se escribía así.
¡Qué sigáis disfrutando de los últimos días de vacaciones!